Marius, que parece huir de algo, se une a Hanna, una adolescente con Síndrome de Down, en la búsqueda de su padre. Los lugares que visitan y los personajes que conocen (así como los sueños) adquieren un valor simbólico que pretenden caracterizar el siglo XX. La modalidad recuerda a El Principito, en que la simpatía de Hannah le abre las puertas a los diversos mundos, aunque lo simbólico de cada caso es más complejo y también más inquietante. Aunque la redacción dificulta un poco la lectura, muy bueno.